15 de junio de 2007

Alegoría sobre el tambor y albero taurino

Esta mañana me encontré con Lorenzo Ruiz y me entregó una fotocopia con una poesía que, por su belleza y plasticidad, paso a reproducir:


Alegoría sobre el Tambor y albera taurino
¡Clarín, tambor de Baena!
ruedo blanco sin arena.
Tu aro de madera, la barrera,
el cordel, contrabarrera.
Del furor en resonancias
baquetas lidiando parches
del redondel con chillones
estruendo mil de oles
los resonantes pellejos
en el aro circunflejo,
pone al aire banderillas
y los seis chillones recios,
seis torillos desollados
de la Turba son clamor
de los mil colores varios.
Y es el sol por los plumeros
alguacilillo pintado,
que a los ocho cuadrilleros
les demanda ya las llaves
para lucirse en la plaza
del tambor circunferante
que las anillas prietantes
van sacando del toril
al aire que va dehecho.
Que la Turba viene prieta
para dar la vuelta al ruedo
del pueblo, por las placetes
que en la mañana del jueves
viene la Turba corriendo
de los tronos eucarísticos.
Y van los tambores místicos
en su loca algarabía
pidiendo imageniería
para que brinque el sonido
por los ahítos balcones
donde mira el mocería
los ruedos circunferentes.
Y el tambor, pizca de ruedo,
va lidiando la mañana
en un clamor sofocante
que viene de los destellos
del fondo pulido y bello,
al aire lo va cortando
con el gancho del tahalí
que ya el pellejo de abajo
no puede aguantar el toril
de seis torillos chillones
que, del pellejo del fondo,
contrapuntean el sonido
y piden a los cuadrilleros
los lleven a burladeros
de cuarteles reposantes
que los tambores bien fieros
van rezando a sus antojos
por las calles del pueblo
al cielo combo y añil.
Lorenzo Ruiz Serrano