
Lo positivo: el ambiente creado y el entusiamo de los niños y mayores participantes.
Lo negativo: la escasa respuesta que ha tenido por parte de los judíos del 7.
Agradecer a José Manuel Cano de Mauvecín su colaboración escrita, a Impresiones Guadajoz, al Monte y a la Agrupación de Cofradías su colaboración.
A continuación publico las notas que se dieron en el taller:
EL BARROQUISMO EN LAS PROCESIONES
La llegada de la estética barroca a las cofradías penitenciales y el apogeo que experimentan durante los siglos XVII y XVIII son las causas por las que aparecen una serie elementos identificadores que desde las escenificaciones de ciertos pasajes de la Pasión del Señor, hasta los personajes vivientes que desfilarían en las procesiones para recordar la historia bíblica, pretendían instruir a un pueblo inculto que de esta forma asimilaba mejor la doctrina cristiana.
Profetas, apóstoles, sibilas, virtudes, soldados del centurión y todo un compendio de representaciones sagradas llegaron a introducir en celebraciones religiosas como la Asunción de la Virgen, el Corpus Christi o la Semana Santa, un importante componente escénico.
Baena no quedaría al margen de este fenómeno y al amparo de las hermandades pasionales se irían incorporando a las procesiones realizando en ellas pequeños actos teatrales, que aunque muchas veces se limitaban a simples gestos o ademanes, servían para dar a conocer de una manera más cercana los momentos más cruciales del cristianismo. De ese modo aparecerían los conocidos como “sermones del paso” que todavía hoy se siguen manteniendo en numerosas poblaciones, en los que a la voz de un sacerdote, una serie de personajes interpretaban escenas de la Creación del Género Humano, del Sacrificio de Isaac o del mismo Prendimiento de Cristo en el Huerto de los Olivos.
Pero si se trataba de representar aquello que decían los textos sagrados, era lógico que también apareciesen en los desfiles penitenciales, las encarnaciones de aquellos que se encargaron de escribir los Evangelios aceptados por la Iglesia. De este modo, Mateo, Marcos,
Lucas y Juan, se contarían entre las figuras bíblicas que desde un primero momento se incorporan a las cofradías de Semana Santa, portando pequeñas tablillas en las que simulaban escribir los textos santos.
La llegada de la estética barroca a las cofradías penitenciales y el apogeo que experimentan durante los siglos XVII y XVIII son las causas por las que aparecen una serie elementos identificadores que desde las escenificaciones de ciertos pasajes de la Pasión del Señor, hasta los personajes vivientes que desfilarían en las procesiones para recordar la historia bíblica, pretendían instruir a un pueblo inculto que de esta forma asimilaba mejor la doctrina cristiana.
Profetas, apóstoles, sibilas, virtudes, soldados del centurión y todo un compendio de representaciones sagradas llegaron a introducir en celebraciones religiosas como la Asunción de la Virgen, el Corpus Christi o la Semana Santa, un importante componente escénico.
Baena no quedaría al margen de este fenómeno y al amparo de las hermandades pasionales se irían incorporando a las procesiones realizando en ellas pequeños actos teatrales, que aunque muchas veces se limitaban a simples gestos o ademanes, servían para dar a conocer de una manera más cercana los momentos más cruciales del cristianismo. De ese modo aparecerían los conocidos como “sermones del paso” que todavía hoy se siguen manteniendo en numerosas poblaciones, en los que a la voz de un sacerdote, una serie de personajes interpretaban escenas de la Creación del Género Humano, del Sacrificio de Isaac o del mismo Prendimiento de Cristo en el Huerto de los Olivos.
Pero si se trataba de representar aquello que decían los textos sagrados, era lógico que también apareciesen en los desfiles penitenciales, las encarnaciones de aquellos que se encargaron de escribir los Evangelios aceptados por la Iglesia. De este modo, Mateo, Marcos,
Con el transcurrir del tiempo, al ademán de estos evangelistas se incorporarían los gestos de un miembro de la turba de judíos que simulaba averiguar lo que de manera temblorosa escribía el otro personaje, intentando arrebatárselo en una emulación de las primeras persecuciones a las que se verían sometidos los eguidores de Jesús por parte de los judíos.
José M. Cano de Mauvesín
José M. Cano de Mauvesín
COMO REALIZAR EL PASO
El Paso del Evangelista lo realizan las Cuadrillas de Judíos que ese año van de “Cajas y Banderas y Pasos y Fatigas”. Por tanto, tienen prioridad para realizar el paso los judíos adscritos a esas cuadrillas; no obstante y por cortesía, cualquier judío de una cuadrilla distinta a estas que quiere realizar el paso lo puede hacer. En uno y otro caso ha de pedir permiso a los Cuadrilleros de Cajas y Banderas que son quienes le asignarán el turno tras escuchar el toque de los Trompeteros.
Al toque del Trompetero el Judío se baja la Celada, deberá procurar que la chaqueta esté correctamente abrochada y el pañuelo correctamente colocado.

Viendo que es imposible leer lo que escribe el judío

IMPORTANTE: Al entrar a asustar al Evangelista siempre tiene que ser por el lado derecho. Ello es debido a que los rostrillos están hechos de tal forma que es por ahí por donde ellos ven al judío. Si se entra por el lado izquierdo el Evangelista se queda parado ya que no ve al judío.
Juan Carlos Flores Cantero

Los resultados del taller se pueden observar en estas instantáneas tomadas a uno de los alumnos el Domingo de Ramos: