11 de agosto de 2007

Mujeres con Historia



Entrevista a Dª Asunción Bernal Seco. Esposa de D. Juan Antonio Segura Vives y madre del actual Cuadrillero de la 7ª cuadrilla de judíos Colinegros, D. Francisco Segura Bernal.




A sus 86 años me recibe en su casa Asunción Bernal con una sonrisa en su cara. Asunción vive sola. Ayudada por una muleta se desplaza lentamente y me comenta que “cuando uno llega a viejo todo son achaques.” Me invita a pasar al salón y comienza nuestra charla. Asunción tiene instalado en su domicilio un terminal de Teleasistencia de Cruz Roja circunstancia esta que hace que la conozco muy bien desde el año 1999.

En mis visitas para comprobar el correcto funcionamiento del terminal de Teleasistencia, siempre sale la conversación de los judíos, de las historias de su marido como cuadrillero: “ …esta afición le venía por herencia de su abuelo, entonces los judíos llevaban lanzas… “ . “Yo recuerdo haber visto esas lanzas en los años cuarenta y se vendieron junto con los aros metálicos de un tambor antiguo…” ; “… a los judíos hay que tenerlos contentos, bien comidos y bebidos…” “… con la de veces que regañaba a Juan Antonio con esto de los judíos… “

Hoy he visitado a Asunción, pero no por mi condición de voluntario de Cruz Roja sino intrigado por esos comentarios que me hacia al objeto de recuperar parte de la Historia de la 7ª Cuadrilla de judíos que no está recogida en los libros de actas y si en la memoria de nuestros mayores.
En su casa tiene una sala llena de recuerdos de Juan Antonio: fotografías, una pequeña chaqueta de judío, placas de homenaje, cascos, plumeros y cola, un número 7… Como un tesoro me enseña el bastón del abuelo de Juan Antonio y me dice que tiene más de un siglo de historia…

El abuelo de mi marido fue cuadrillero de la octava, luego entró mi suegro que nos dijo que en el año 23 se hizo cargo de la 7ª cuadrilla de judíos. Mi suegro tenía una de las mejores chaquetas bordadas hechas por las Monjas de Madre de Dios. Pertenecía a la quinta de D. José Gan. Juan Antonio cogió la cuadrilla en 1944 cuando murió su padre y nosotros nos casamos ese mismo año, el 25 de Diciembre, así que toda mi vida he vivido las historias de los judíos de la 7”.

“Juan Antonio se tomaba su cuadrilla muy en serio.” “Muchas veces, como los abanderados no se presentaban, el cogía la bandera en una mano y el bastón en otro y se iban a recoger…. a los Evangelistas, a los Trompeteros, al rey, al Hermano Mayor… ya ves, desde detrás de la cárcel hasta al Arrabalejo, como cada uno vivía en una punta de Baena, se pasaba la madrugada del Viernes Santo andando y luego la procesión y los actos que hacen en el Paseo”.

Le pregunto como era la Semana Santa de entonces y también por los judíos. Me habla de Diógenes Cárdenas, Toribio Ocaña, Rafalito Alarcón, Pepillo “el feo”, José Barba… “Entonces no había cuarteles como ahora. El cuartel era mi casa. Preparaba pestiños y magdalenas, unas botellas de aguardiente y vino. Freía un pescado el Viernes Santo porque bacalao no había…” Toribio tenía una Taberna en el Campillo, donde celebraban las juntas, también había otra taberna en lo que hoy es la Farmacia De Prado, antes de ser la Peña de Ostos que la llevaba Rafalito el de la Algasara, también allí se reunían.”

La escasez de aquellos años, las cargas familiares y el hecho de que se inscribieran más judíos en la 7ª a partir de 1950 provoca que Juan Antonio tenga que dejar el bastón: “por las circunstancias de la vida no nos podíamos hacer cargo de los gastos de la cuadrilla por lo que dijeron en una junta que pagarían todos, y como todos pagaban, todos querían llevar el bastón. Nombraron cuadrillero a su amigo José Barba y el bastón lo sorteaban”. Me describe como se hacían los turnos y el recorrido que tenían. “…muchos judíos no querían llevarlo porque preferían tocar el tambor, entonces se lo daban a Juan Antonio…”

Me comenta que llegando el mes de Enero, Juan Antonio y José Barba, los dos muy serios, se iban a la carretera a tocar el tambor… “por la cruz del Segador para adelante, yo me enfadaba con él porque le decía que después de todo el día trabajando necesitaba descansar, pero él, muy serio, me contestaba que no me metiese en sus cosas. Se tiraban toda la Cuaresma tocando el tambor.”

A su memoria le vienen también otros recuerdos muy duros de la Guerra civil, las experiencias que ella vio y vivió a la edad de 15 años. También recuerdos de cómo era la feria de Baena y los eventos que la empresa Cabrera organizaba. Por lo que me cuenta creo que es una fans incondicional de Juanito Valderrama.

Le pregunto como participaba ella en la Semana Santa. “Yo he ido alumbrando a Jesús todos los Viernes Santos que he podido, más de 30. Hoy como hay más gente no se nota, pero por la calle Alta se salía muchos, yo iba alumbrando y a pocos metros podría ver a mi marido con su bastón. Eran muy pocos los judíos y recuerdo que comentaba con Juan Antonio el por que no se hace la procesión completa. Jun Antonio tenía un gran fervor por Nuestro Padre Jesús Nazareno y no entendía por qué no se le acompañaba hasta San Francisco”

“He remendado muchas camisas y chaquetas de judíos, sobre todo para mis hijos. Siempre he ayudado a Juan Antonio a trenzar la cola, una vez acabada la Semana Santa. También le ayudaba para limpiar los cascos y tambores… “yo le regañaba mucho, pero el bastón, su número siete, los cascos y tambores era su mundo…” y con una mirada muy tierna deja escapar una lágrima.

Justo cuando me despedía llega a visitarla su hijo Paco, nuestro actual cuadrillero y seguimos conversando de aquellos años. Me ha prometido que me buscará fotos de su marido y a su hijo lo ha dejado en el encargo.
Asunción, a sus 86 años, mantiene la memoria intacta. Sus recuerdos contrastan perfectamente con las investigaciones que he hecho de los libros de actas de la cuadrilla y con los apuntes que José Cortés me ha facilitado sobre la historia del siete.

La Historia de la Semana Santa de Baena está repleta de miles de anécdotas y vivencias personales. Mi conversación con Asunción me ha transportado a otra época en los mismos lugares y a confirmar que detrás de cada judío, detrás de cada familia donde hay un tambor hay muchos sentimientos difíciles de expresar con palabras.

Juan Carlos Flores